Tuesday, 24 May 2016

Levántense ahora y acepten Mi Sello, el Sello del Dios Vivo.

Lunes 20 de febrero del 2012 a las 12:20 hrs.

Mi amada hija, Mi corazón palpita de tristeza, por los pecados de Mis hijos.
Como a cualquier Padre amoroso, el odio perverso de ellos por los otros, rasga Mi corazón en dos.
Es como una espada perforando Mi corazón, que no desaparecerá.
Soy Dios el Altísimo, quien, por el libre albedrío que les he dado a todos Mis hijos, tendrá que sufrir perdurable dolor, hasta que el Nuevo Paraíso en la Tierra evolucione.
Entonces, ustedes hijos Míos, se unirán al unísono con Mi Santa Voluntad.
Hasta que eso suceda, no podrá haber paz en la Tierra.
Solo cuando el maligno y aquellos que siguen servilmente las mentiras que él promete, sean destruídos finalmente, puede el mundo llegar a estar en calma.
Hija Mía, dí a Mis hijos que no me gustan los pensamientos de castigarles, porque les amo.
Ellos son Míos, Mi querida creación. Ver cómo el maligno ha corrompido sus almas, es un constante tormento para Mí, su amado Padre.
Deseo llevarles a todos ustedes, hijos amorosos, que conocen y entienden Mi amor por ustedes, dentro de Mi hermoso Nuevo Paraíso en la Tierra.
Les prometo que la persecución será rápida y que serán protegidos.
Por ahora lego el Sello de Mi Amor y Protección.
Con este ustedes escaparán de la atención de aquellos que causarán sufrimientos en sus países.
Mi Sello es Mi promesa de Salvación. Mi poder surgirá a través de ustedes, con este Sello y ningún daño vendrá a ustedes.
Este es un milagro, hijos y solo aquellos que se inclinan delante de Mí, su Señor y Creador de todas las cosas, como niños pequeños, con amor en sus corazones por Mí, pueden ser bendecidos con este Don Divino.
Levántense ahora y acepten Mi Sello, el Sello del Dios Vivo.
Recen esta Cruzada de Oración (33) para reconocer Mi Sello y aceptarlo con amor, alegría y gratitud:
“Oh Dios Mío, mi Padre amoroso, yo acepto con amor y gratitud Tu Sello Divino de Protección.
Tu Divinidad abarca mi cuerpo y alma por la eternidad.
Me inclino en humilde acción de gracias y te ofrezco mi profundo amor y lealtad a Ti, mi amado Padre.
Te suplico que me protejas a mí y a mis seres queridos con este Sello especial y comprometo mi vida a Tu servicio por los siglos de los siglos.
Te amo querido Padre.
Te consuelo en estos momentos, querido Padre.
Te ofrezco el Cuerpo, la Sangre, el Alma, y la Divinidad de Tu amadísimo Hijo en expiación por los pecados del mundo y por la salvación de todos Tus hijos. Amén”
Vayan, hijos Míos, y no teman. Confíen en Mí, su amado Padre, Quien amorosamente creó a cada uno de ustedes.
Yo conozco cada alma, cada parte de ustedes es conocida por Mí. Ninguno de ustedes es amado menos que el otro.
Por esto, Yo no quiero perder ningún alma. Ninguna.
Por favor continúen rezando Mi Coronilla de la Divina Misericordia todos los días.
Un día, comprenderán por qué es necesaria esta purificación.
Su amoroso Padre en el Cielo,
Dios Altísimo





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